Este texto va dirigido a Rosa y Andrés, que son los padres de Juan, con el objetivo de informar de la situación de su hijo dentro del desarrollo normalizado del lenguaje y darles pautas para que el niño continúe con una evolución lingüística favorable.
En primer lugar hablaremos acerca de las dificultades articulatorias que los padres de Juan han detectado en su hijo, a pesar de que comprende todo lo que le dicen.
Éste emite protopalabras que son las producciones preferidas de las últimas etapas del período prelingüístico y se encuentran entre el balbuceo no reduplicado y las primeras palabras, las cuales, son sólo comprendidas por su entorno más cercano (como las emisiones de Juan: “guau” y “tota”).
Los padres creen que estas dificultades pueden haber sido provocadas porque no le han hablado lo suficiente cuando era un bebé.
Se considera que Juan tiene entre 18 y 24 meses porque según las emisiones plasmadas en el texto se observa que está en la etapa de explosión del léxico, es decir, que está aprendiendo vocabulario y adoptando un cambio en los procedimientos de aprendizaje que, según indican los estudios de Benedict (1979), significa que los niños comprenden aproximadamente cincuenta palabras mientras que sólo son capaces de producir diez.
Como explica McNeill, el niño durante este período utiliza una sola palabra que contiene una frase implícita (holofrase) debido a las dificultades expresivas que posee y que le impiden hacer emisiones más largas, aunque en su mente las oraciones son más largas y complejas dado que la comprensión va por delante de la producción.
A la vez que surgen estos cambios, también se debe tener en cuenta lo que plantea Nelson, dentro de la subetapa de las 50 palabras debemos considerar la adquisición de los símbolos léxicos (16-24 meses), que consiste en la emisión de palabras para descubrir el nombre correcto de cada objeto.
En base a lo dicho anteriormente, se tienen que destacar ciertas estrategias que utilizan los niños a partir del año, que son de tipo receptivo como por ejemplo, el principio de generalidad, en el que se utiliza el mismo término para hablar de cosas que tienen características parecidas (como cuando Juan dice “guau” para referirse a todos los animales).
El otro tipo de estrategias son las expresivas, tal como las emisiones evocativas, lo que significa que el niño hace afirmaciones mediante las cuales nombran entidades u objetos. De forma que antes de que el niño diga pelota correctamente, ya sabe lo que es y por eso dice “tota”; lo conseguiría decir adecuadamente recibiendo la retroalimentación de los padres, que le corrigen para así cambiar lo que ha dicho mal.
Esto también tiene que ver con la simplificación del habla adulta que hacen los niños durante el proceso de adquisición del lenguaje, lo cual se basa en que las primeras palabras suelen ser monosílabas (CV) o bisílabas (CVCV), y a esta edad los fonemas consonánticos que ya han adquirido los niños son /b/, /p/, /t/ lo que explicaría que diga “tota”.
Finalmente, después de informar a los padres del desarrollo normalizado del lenguaje de su hijo, se les debe clarificar que la emisión de palabras como “tota” no es un error o problema articulatorio sino que es una estrategia o proceso activo que utilizan los niños para producir palabras con el objetivo de originar emisiones cercanas al habla adulta.